Alfonsina Storni
Aquí descanso yo: dice "Alfonsina"
en epitafio claro, al que se inclina.
Aquí desacanso yo, y en este pozo
pues que no siento, me solazo y gozo
Los turbios ojos muertos ya no giran,
los labios desgranados, no suspiran.
Duermo mi sueño a pierna suelta,
me llaman y no quiero darme vuelta.
Tengo la tierra encima y no la siento
llega el invierno y no me enfría el viento.
El verano mis sueños no madura,
la primavera el pulso no me apura.
El corazón no tiembla, salta o late,
fuera estoy de la línea de combate.
¿Qué dice el ave aquella, caminante?
Tradúceme su canto perturbante:
Nace la luna nueva, el mar perfuma
los cuerpos bellos báñense de espuma.
Va junto al mar un hombre que en la boca
lleva una abeja libadora y loca:
Bajo la blanca tela el torso quiere
el otro torso que palpita y muere.
Los marineros sueñan en las proas,
cantan muchachas desde las canoas.
Zarpan los buques y en sus claras cuevas
los hombres parten hacia tierras nuevas.
La mujer, que en el suelo está dormida,
y en su epitafio ríe de la vida,
como es mujer, grabó en su sepultura
una mentira aún: la de su hartadura.
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