domingo, 25 de enero de 2015

Chistes De La Semana...

Chistes

Un fabricante de muebles viaja a Suecia a comprar madera para su negocio. Cierta noche le dieron ganas de tomar un trago y entró a un bar. Allí se encuentra a una hermosa rubia sentada en la barra. Sin pensarlo 2 veces se le acerca, pero como ninguno habla el idioma del otro se ponen a hacer dibujos en un papel para darse a entender. El dueño de la fábrica dibuja un vaso con licor y hielos. Ella acepta y se toman una copa. Como la música es propicia para bailar, el hombre dibuja a una pareja bailando. La rubia vuelve a aceptar y bailan un rato. De regreso en la barra, la mujer dibuja un armario, un buró y una cama. El rostro del hombre se ilumina.
-¡Si, si!- exclama- ¡Acertaste, soy fabricante de muebles!


Conversación entre dos amigos:
-Mi esposa manejaba muy imprudentemente, pero por fin me las ingenié para que dejara ese hábito.
-¿Ah sí? ¿Cómo le hiciste?
-Fácil, le advertí que si chocaba, su edad saldría publicada en todos los diarios.


El ladrón se mete a un departamento, en eso llegan los dueños y lo atrapan con las manos en la masa.
-Como ya me vieron – dice el ladrón-, voy a tener que eliminarlos, pero antes quiero saber sus nombres.
La señora de la casa es la primera que habla:
--Yo me llamo Isabel.
-A usted no puedo matarla porque así se llama mi mamá – señala el ladrón.
Luego le toca a hablar al esposo:
-Yo me llamo Juan, pero mis amigos me dicen Isabel.

Una mujer ve a un niño y le da una naranja. La madre del pequeño al notar que éste toma la fruta y se queda callado, lo reprende.
-¿Cómo se dice?
El niño mira a la mujer, extiende el brazo hacia ella y exclama:
-¡Pélela!

Iba pasando una mujer por la carretera, cuando vio una
multitud rodeando un atropellado, quiso pasar entre la gente para curiosear,
pero al notar que no avanzaba, empezó a decir – con permiso que soy un familiar

– la gente se apartó, para dejarle ver, que se trataba de un burro el accidentado…

¿Quieres dar un paseíto por este lugar en una noche de luna?

En un pequeño pueblo del estado de Guerrero, México, en la época antes de la revolución existía una próspera hacienda, sus propietarios eran gente económicamente acomodada.
En una de las tierras de su propiedad, ubicadas en las orillas del pueblo tenían una gran huerta de árboles frutales, limones, naranjos, enormes mangos, ciruelos, entre otros, atravesaba el pueblo de norte a sur lo que en esa época era un camino real, que se prolongaba hasta atravesar también la huerta, ubicada al sur y continuando en medio del campo, entre enormes árboles y lomas hasta llegar a otro pueblo, en ese entonces dicho camino era transitado por carretas tiradas de caballos, que transportaban lo que en la hacienda se cultivaba o por el ganado que era arriado por los caporales que trabajaban en la misma, ya fuera de un pueblo a otro o del campo a la hacienda y viceversa.
Pues bien, se cuenta que ya en tiempos de la revolución, cuando surgieron gran cantidad de asaltantes, forajidos y malhechores, que lo mismo asaltaban en los caminos reales que las haciendas, dueños de la hacienda vieron en peligro sus propiedades y todo su dinero, que en ese tiempo eran monedas de oro y plata sólidos, así como su riqueza acumulada en joyas y piedras preciosas, lo que los llevó a esconder y poner a salvo todo lo que podían y una manera de hacerlo fue guardándolo en baúles que amarraron con lazos de ixtle y con ayuda de varios de sus peones cavaron en esa huerta una profunda fosa y los enterraron, poniendo después sobre dichos baúles enormes rocas, enseguida mataron a los peones y los arrojaron sobre los baúles, tapando la fosa, con la creencia de que ellos cuidarían sus riquezas ahí enterradas y al mismo tiempo no habría testigos que pudieran regresar por lo ahí enterrado, finalmente, ya tapada la fosa sembraron sobre la misma un amate, uno de esos árboles que con el tiempo llegó a alcanzar unas dimensiones enormes, como señal donde estaba su tesoro.
En el pueblo y en otros pueblos vecinos se conocía la historia y muchos habitantes de uno y otros habían ya intentado cavar bajo las raíces del ya añoso amate con el fin de sacar tan codiciado tesoro pero todos sus intentos habían sido en vano, algunos dicen que porque los peones ahí enterrados junto con los baúles no dejaban que los sacaran, otros cuentan que las enormes rocas depositadas sobre los baúles hacían imposible el acceso a los mismos debido a lo estrecho del túnel cavado, además de que cuando los interesados querían acercarse a las riquezas ahí guardadas los lazos con que fueron atados, por inexplicable prodigio se convertían en enormes serpientes evitando así que alguien pudiera acercarse a ellas y sustraerlas, también llegó a correr el rumor de que por las tardes, ya casi al caer la noche se aparecían bajo las espesas sombras del amate los espíritus de los peones y ya oscura la noche se escuchaban ruidos extraños, voces y murmullos que no eran nada naturales, y hasta se llegó a decir que era un espíritu malo el que habitaba en ese lugar, lo cierto es que la gente evitaba andar por los alrededores o pasar por las cercanías de ese lugar ya avanzada la tarde y mucho menos ya caída la noche.
Así transcurriendo el tiempo, ya se había hecho de todo en el intento por obtener dicho botín, hubo gente incluso que llevó al lugar un padre para oficiar una misa y  pedirle permiso a los espíritus que, según se decía, ahí habitaban y así poder acceder al tesoro escondido en el lugar pero tampoco tuvieron éxito en esa empresa, por lo que el asunto quedó olvidado por algunos periodos de tiempo, allá de vez en cuando alguien lo volvía a intentar pero sin éxito.
Fue pasado algunos años cuando llegó a establecerse en el pueblo una familia, gente desconocida, y por demás enigmática, con el pretexto de poner una fábrica de tejas de barro y ladrillos, pero para esto construyeron un horno para la producción de los mismos en las cercanías del codiciado lugar, tal vez atraída por la historia de que ahí se escondía dinero y joyas antiguos de mucho valor, gente del pueblo que los empezó a conocer rumoraba que eran personas conocedoras del espiritismo y que pretendían hablar con los espíritus que en el lugar habitaban a fin de obtener permiso de ellos y poder hacerse de todas las riquezas ahí escondidas.
Con el paso de los días se empezó a ver a dos hombres y un niño de ocho o diez años, montados en sendos caballos ir y venir de su casa a su rústica fábrica de tejas y ladrillos y viceversa, durante el día, era gente muy reservada, taciturna, seria, de rostros enigmáticos y sombríos, uno era un hombre de unos cuarenta y cinco o cincuenta años, de estatura media, extremadamente delgado, podría decirse casi cadavérico, de piel muy obscura, ojos negros bajo unas cejas aun más negras y muy abundantes, su mirada era fija y penetrante, tanto que al sentirla se erizaba la piel y su rostro era demacrado y enjuto, el otro, por la edad y el parecido se infiere que era el padre del primero y abuelo del niño, rayaba los setenta años, un poco menos delgado y más bajo de estatura y de rasgos un tanto indígenas los dos, de su indumentaria se puede decir que era humilde y sucia por el trabajo, calzaban huaraches y usaban sombrero viejo y de ala ancha los tres, ocasionalmente cruzaban un saludo con gente que encontraban a su paso.
Cierto día los vecinos del pueblo empezaron a darse cuenta que ya muy avanzada la tarde, casi de noche, pasaban rumbo a su pequeña fábrica en lugar de ir rumbo a su casa y poco tiempo después se supo que por las noches estas personas llevaban a cabo ritos espiritistas dentro del túnel que ya había sido cavado previamente en el lugar, hicieron al final del túnel una especie de altar en donde encendían velas y veladoras y quemaban inciensos y algunas plantas aromáticas, por lo que el olor a cera quemada y demás se propagaba hasta el exterior, siendo esto lo que alertó a las personas que pasaban por el rumbo de lo que ahí se hacía.
Así pasó algún tiempo mas, se sabía que a pesar de todos los esfuerzos y ritos que hacían no podían sacar nada de lo que buscaban obtener, que incluso ya podían tocar con sus manos los baúles que contenían tan preciadas riquezas, sin embargo a los pocos días, una mañana se le vio al mayor de estas personas pasar rumbo a su casa con evidentes muestras de haber sufrido una severa agresión pues tenía heridas en toda la cara, brazos y manos, parecían haber sido causadas por enormes garras o algo parecido, de las que se notaba que había brotado y corrido sangre, pues su vestido fue manchado con la misma, del personaje más joven y del niño nunca más se les volvió a ver ni se supo nada.
Según contó antes de desaparecer del pueblo el hombre que se vio regresar a su casa, la noche anterior, a las doce en punto, al estar su compañero en trance hablando con uno de los espíritus que cuidaban el lugar y pensando que era el momento de acceder al tesoro soñado, algo salió mal, nunca supo qué, pues parecía que hasta ese momento todo estaba perfecto,  el espíritu se molestó, enseguida entró una ráfaga de viento que apagó todas las velas y veladoras que en ese momento se encontraban encendidas al mismo tiempo que se escuchó un estruendo parecido al de un edificio cuando se derrumba, acompañado de risas y voces macabras, amenazantes e inentendibles, sintió que el terror invadía hasta el último átomo de su endeble cuerpo, por un momento todo quedó en silencio, se respiraba en el ambiente un olor nauseabundo, insoportable, sentía que se ahogaba, no sentía su cuerpo y pensó que todo había pasado pero no pasaron ni cinco segundos cuando en la densa oscuridad escuchó una especie de ensordecedores rugidos y gritos chirriantes como de miles de fieras y animales de todas las especies a la vez, entre los cuales alcanzó a distinguir los gritos de terror, dolor y desesperación de su hijo y su nieto pidiendo ayuda, pero no podía ayudarlos.
Pensó que era su fin, pensó que ese túnel sería su tumba, mil pensamientos atropellados pasaron por su mente, quiso gritar pero su voz no salía de su garganta, quiso salir corriendo pero sus piernas no respondían, podía pensar pero estaba como muerto en vida, al fin después de unos segundos de mortal silencio, rodeado de la impenetrable oscuridad sintió como navajas desgarraban su cuerpo, sintió como unas enormes garras recorrían cada milímetro de su piel, realmente deseó morir, después perdió el conocimiento, no supo más de él, hasta la mañana siguiente que recuperó el conocimiento, pensó que era una horrible pesadilla, pero no, era la realidad, apenas podía ponerse en pie, era insoportable el dolor que le atormentaba, tanto que la última parte del túnel tuvo que arrastrarse para salir a la superficie, de su hijo y su nieto nunca más supo que pasó con ellos, autoridades y vecinos del pueblo que conocieron de este hecho acudieron al lugar en su busca pero todo lo que pudieron encontrar fueron rastros de sangre en el piso, paredes y techo y en todo lo largo del túnel y nada más.
Han pasado muchos años desde aquel día, nadie supo a ciencia cierta qué fue lo que pasó esa fatídica noche, nunca más se supo de esas personas, nadie hasta la fecha ha podido descifrar este misterio, el túnel fue rellenado de tierra por autoridades y vecinos para evitar tentaciones a curiosos, el amate fue testigo mudo de esa tragedia, pero se cuenta que ya avanzada la tarde aun se miran sombras deambular bajo aquel impresionante árbol y quienes por alguna razón por las noches han tenido que pasar por ese lugar refieren que han escuchado desgarradores gritos de dolor y alaridos escalofriantes que son capaces de erizar la piel del más valiente, o en el peor de los casos quedar paralizado y morirse de terror.
Hoy, aunque este lugar es conocido por los habitantes de todos los alrededores nadie más ha intentado siquiera desenterrar las riquezas ahí guardadas por los hacendados y celosamente resguardadas por los peones sepultados con ellas.
   

¿Quieres dar un paseíto por este lugar en una noche de luna?