domingo, 24 de enero de 2016

La Nodriza

(Leyendas Españolas)
Hace siglos en un imponente castillo se elevaba entre escarpadas montañas y frondosos bosques. Los condes, los señores del castillo, un matrimonio joven, hacía poco tiempo que habían visto colmada su dicha en el nacimiento de su primer hijo; el pequeñín era una criatura hermosísima, encantaba a cuantos le miraban.
Un frío día de invierno el conde y la condesa decidieron ir a cazar. A ambos le encantaba organizar cacerías en los bosques que rodeaban la fortaleza. A la gente del castillo le estaba permitido participar en las cacerías que organizaban sus dueños; pocos eran los que se quedaban en casa.
Aquel día, aparte de la nodriza y un par de viejos sirvientes sordos, nadie más se había quedado allí.
Antes de montar en su caballo la condesa se dirigió a la nodriza que, con el niño en brazos, había salido a despedirla, y le hizo toda clase de recomendaciones acerca del pequeño:
—No te separes para nada de su lado, vigila su sueño y cuida de mi hijo como si tuyo fuera, mi buena nodriza; ya sé que lo harás. Dios te guarde.
— Y a vos os dé buena casa, señora — dijo sonriente la nodriza.
Transcurrieron unas horas. El pequeñín dormía inquieto en su cuna: la nodriza lo miraba algo asustada. ¿Estaría enfermo?
Finalmente el niño paso de la inquietud al llanto; sollozaba con gran fuerza. La buena nodriza decidió cogerlo en brazos y pasearlo, pero el niño seguía llorando con verdadero desepero. El ama tocó entonces una de las manitas del niño y notó que la tenía helada. Viendo que el chiquitín tenía frío, decidió sentarse junto al fuego; comprobó que el niño estando cerca del fuego, cesaba de llorar.
La nodriza suspiró aliviada. "¡Alabado sea el señor! Al parecer tenía frío el angelito", sólo pensó para sí la nodriza. Lo arropó bien, añadió leña al fuego y, acunando al niño se quedó dormida junto al hogar con el pequeño en brazos.
Un agudo grito la despertó sobresaltada. Instintivamente apretó al niño en sus brazos, pero... ¡Con terrible angustia vio  que no tenía nada en su regazo! Miró entonces las chispeantes llamas del hogar  y un terrible grito de dolor se escapó de su garganta:
¡El niño era una antorcha viva! Trató de sacarlo del fuego pero era demasiado tarde. ¡Del primogénito de los condes sólo quedaba un montón de cenizas!
Llorando desesperadamente la nodriza entonces se hincó de rodillas en el suelo y murmuró una plegaria:
— ¡Virgen morena de Montserrat, ayudadme! Socorredme a mí y a este inocente niño que ha muerto hace unos instantes por mi descuido. Os prometo, ¡Oh dulce Virgen de la Montaña!, ir en romería hasta Montserrat y no olvidarme ni un solo día de rezaros el Santo Rosario. ¡Ayuda, Señora! ¡Favor!

Alegres volvían todos de la cacería; magnífica había sido la caza. pocas veces se habían cobrado tantas piezas. La condesa fue la primera en bajar del caballo. Corrió apresuradamente hacia su aposento gritando alegremente:
—¡Nodriza! ¡Nodriza! ¿Por qué no bajas a darme la bienvenida, como siempre, con mi hijito? ¿Duerme acaso?
—¡Oh , señora! — contestó la nodriza sollozando—. Señora.., el niño... el niño...
—¿Qué? — gritó angustiada la condesa.
En aquel momento un sollozo infantil interrumpió la conversación.
Acudió presurosa la condesa hacia la cuna... y vio a su hijito que, al reconocerla, le sonreía y le tendía los brazos.
Amorosamente la condesa lo cogió y, volviéndose sonriente, le dijo a la nodriza:
—Pero nodriza, ¿a que venían tantas lágrimas y titubeos? Por un momento he temido que algo muy malo le hubiera sucedido al niño, pero gracias a Dios, veo que no. Nodriza, ¿Por qué sollozas? ¿Por qué te hincas de rodillas? ¿Qué te ocurre?
La nodriza, entre sollozos, le contó entonces el milagro a la señora.
Tres días después dos mujeres subieron a la Santa Montaña y oraron fervorosamente ante la virgen Morena: eran la nodriza y la condesa que a partir de entonces ni un sólo día dejaron de rezar el rosario a la Virgen.

miércoles, 13 de enero de 2016

Recomendaciones De Libros...

El Psicoanalista
(John Katzenbach)
"Feliz 53 Cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte. Pertenezco a algún momento de su pasado. Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo, por qué o cuándo, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruinó mi vida. Y ahora estoy dispuesto a arruinar la suya. Al principio pensé que debería matarlo para ajustar las cuentas sencillamente. Pero me di cuenta de que eso era demasiado sencillo. Es un objetivo patéticamente fácil, doctor. Acecharlo y matarlo no habría supuesto ningún desafío. Y, dada la facilidad de ese asesinato, no estaba seguro de que me proporcionara la satisfacción necesaria. He decidido que prefiero que se suicide."
Así reza el anónimo que recibe Frederick Starks, un psicoanalista con una larga carrera a sus espaldas y una vida cotidiana de lo más tranquila. Starks deberá emplear toda su astucia y rapidez para, en quince días, averiguar quién es el autor de las amenazadoras misivas. De no ser así, pasado ese plazo de tiempo deberá elegir entres suicidarse y ser testigo de cómo conocidos van siendo asesinados por un psicópata que promete llevar hasta el fin el plan que ha ideado para vengarse.


Muy buen libro, me pareció excelente, la historia te atrapa desde el principio hasta el final, una historia única. - Lizette Ognibene.

viernes, 8 de enero de 2016

Las Astas Del Ciervo

(Fábula)
Dandy era un ciervo que había nacido con un extraño defecto. En vez de tener sus astas orientadas hacia arriba, las tenía vueltas hacia abajo. Ello le daba un aspecto divertido y siniestro.
Sus vecinos, al cruzarse con él, no perdían ocasión  de burlarse y reírse.
—¡Vaya, vaya, eso es falta de vitaminas, amigo! ¡Jajajajajaj!
— ¡Ya solo te falta caminar al revés!
Dandy, que al principio era un ciudadano bueno, bondadoso y tristón se fue volviendo huraño y maligno. Sentía su corazón arder de cólera y resentimiento.
"En vez de ayudarme en este trance y procurar no dar importancia a mi defecto, esos cretinos lo resaltan con el fin de hacerme sufrir  y divertirse a mi costa" — pensó Dandy, abatido y furioso.
Pasó el tiempo. Dandy, ya a punto de morir, respiraba fatigosamente, oculto en la espesura del bosque. Un pajarillo se le acercó y, Dandy, viendo en el mucha bondad y ternura, le contó su tragedia de principio a fin.
— Yo era bueno al principio, y quise seguir siéndolo, pero ellos no me dejaron. En una sociedad como ésta es casi imposible no ser un malvado y un resentido —confesó Dandy, antes de morir.
El pajarillo, impresionado con este relato, se propuso contar a todos la confesión que le había hecho Dandy, ya difunto. Naturalmente, muchos ciudadanos comprendieron que ellos habían sido los causantes de la desgracia que acabó con el pobre Dandy. Desde entonces, arrepentidos de veras, procuraron no reírse de los defectos de los demás.

martes, 5 de enero de 2016

El Carro Rojo

#Leyenda
Cuenta la leyenda que generalmente en la carretera que va del Distrito Federal a Cuernavaca, se puede presenciar el avistamiento de un carro rojo, en el cual se encuentran un grupo de mujeres espectaculares, muy hermosas, que traen la fiesta consigo, gritando de alegría, sonriendo y bailando. Circulan a gran velocidad, algunos cuentan que son solo dos, pero hay quienes han dicho haber visto tres de estas esculturales mujeres y otros que tuvieron la “suerte” de poder contemplar a cinco de ellas.
Solo los varones pueden toparse con este carro rojo y las hermosas mujeres a bordo le gritan su alegría, despertando tentaciones, haciéndoles propuestas difíciles de rechazar, cuando el hombre está perdido en sus encantos, lo invitan a subir de todas las maneras posibles, con gestos y palabras, distrayéndolo entre sus platicas y coqueteos esperan el momento de encontrar algún lugar en al camino donde no puedan ser observadas, le hacen un último ofrecimiento, haciéndole notar que se perderá de mucho si no sube, la mayoría accede.
Poco tiempo después se encuentra algún cuerpo, sin vida, al costado de la carretera, con señales de haber sido objeto de algún tipo de ritual, incluyendo la tortura, con símbolos marcados a lo largo de la piel de la víctima, inconfundibles marcas de cultos olvidados o de ceremonias, como si hubiese tenido el mismo destino que aquellos animales sacrificados en los aquelarres en tiempos de antaño.
Hay quienes aseguran que el color escarlata que recubre al carro se debe a estos hombres que cayeron en la tentación, ya que está fabricado con su sangre.

Pero con el tiempo el carro rojo ha sido visto de forma menos constante sitios de México muy alejados entre sí. Así que presten especial atención cuando reciban alguna invitación parecida.